Crónica de una Muerte Anunciada: El Asesinato de Karla Pontigo Lucciotto, en el interior del antro “Play Club”.
Los médicos de urgencias del Hospital Central, le devolvieron a la familia de Karla Pontigo Lucciotto, la ropa que usaba la noche en que fue asesinada. La maleta de Karla estaba sobre un sillón en el interior de la oficina de Jorge Vasilakos. Un estudio de la ropa permite determinar que su fallecimiento se trató de UN HORRIBLE Y SANGRIENTO CRIMEN. Dichas prendas le fueron entregadas a sus familiares por personal médico del Hospital Central, el día 29 de octubre de 2012. Tuve la fortuna de que tal y como fueron recibidas las prendas por sus familiares, nadie las toco, nadie las tuvo en sus manos, ni las manipuló.
SINOPSIS:
● El lunes 29 de octubre del año 2012, a las 6 de la tarde con 30 minutos, el Agentes del Ministerio Público Lic. José Manuel Ávila Chalita, realizó una inspección ministerial de la escena del crimen.
● El jueves 6 de noviembre fue dado de baja por el delito de omisión, relacionado con el la muerte de Carla Pontigo Luccioto.
SAN LUIS POTOSÍ. MÉXICO. LUNES 29 DE OCTUBRE DEL AÑO 2012. 18:30 HORAS.- “Se Advierten unas escaleras de material de herrería que permiten el acceso a la tercera planta del antro El Play.
Una vez que procedí a subir esas escaleras me encuentro con un espacio que mide 7X7 metros aproximadamente, con las paredes pintadas color claro, con piso de vitropiso de color claro, del lado izquierdo se encuentra una nevera de color blanco, aproximadamente de un metro de largo por un metro de alto, inmediatamente después se aprecian dos refrigeradores de pie ambos de color claro con la leyenda “Corona”, del lado derecho se aprecia una barra del mismo azulejo.
De este espacio al parecer destinado para cocina se aprecia sobre el piso una cantidad considerable de líquido seco al parecer hemático, con un aproximado de un metro de diámetro, de forma irregular, sobre este dos billetes de denominación de 500 y otro de 200 pesos cubiertos totalmente de líquido hemático, así como una huella de calzado industrial que mide aproximadamente 25 centímetros y diversos pedazos de vidrio ahumado.
DESCRIPCIÓN DE "LA FAMOSA" PUERTA ASESINA.
Del lado izquierdo de este charco se aprecia una diadema para pelo color negra, siguiendo observando hacia el frente se observa una puerta corrediza de aluminio color café, con dos hojas de vidrio, la cual mide 1 metro de ancho y 1.8 metros de alto.
La puerta es corrediza de aluminio color café, con dos hojas de vidrio, la cual mide 1.8 metros de alto.
La puerta corrediza del lado derecho se encuentra entreabierta y con el vidrio roto de la parte de la mitad hacia abajo, y con pedazos de vidrio estrellados de forma irregular, y en dos de estos se aprecia líquido rojo, al parecer hemático, así como al parecer residuos fibrosos de carne y grasa, y el aluminio chorreando de este líquido.
Cabe hacer mención que en toda el área se encuentra sobre el piso pedacería de vidrio ahumado y/o pasando dicha puerta, se advierte un pasillo que da a dos cuartos, el primero de ellos destinado al parecer para oficina.
“LOS RESTOS MICROSCÓPICOS QUE CUBREN NUESTRA ROPA Y NUESTROS CUERPOS SON TESTIGOS MUDOS, SEGUROS Y FIELES, DE NUESTROS MOVIMIENTOS Y DE NUESTROS ENCUENTROS…" PRINCIPIO DE EDMON LOCARD.
Julio Alfredo Ceballos Alonso, inspecciona y estudia las prendas de vestir, que Karla Pontigo Lucciotto, usó el día de su violación y asesinato en el interior del antro “Play Club”.
SAN LUIS POTOSÍ. MÉXICO │ El Día de ayer al medio día, tuve la extraordinaria oportunidad de tener en mis manos, las prendas de vestir y el calzado que usó Karla el día de su violación y asesinato.
Dichas prendas le fueron entregadas a sus familiares por personal médico del Hospital Central, el día 29 de octubre de 2012. Tuve la fortuna de que tal y como fueron recibidas las prendas por sus familiares, nadie las toco, nadie las tuvo en sus manos , ni las manipuló.
Después de casi tres semanas de los lamentables hechos en que perdiera la vida Karla Pontigo en el interior del Antro El Play, tuve la oportunidad de inspeccionar las citadas prendas llegando a conclusiones de gran importancia criminológica y criminalística para el esclarecimiento de los hechos en que la joven perdiera la vida.
La bolsa que contenía las prendas de vestir la recibí herméticamente cerrada, procedí a abrirla y las observé y estudie centímetro a centímetro durante dos horas con la intención de localizar indicios que me dieran luz en la citada investigación.
LEY DEL INTERCAMBIO DE INDICIOS.
Con base en mi larga experiencia y aplicando los métodos inductivos y deductivos, así como las técnicas adecuadas, puedo hablar de los indicios e pruebas indiciarias y circunstanciales que localicé al estudiar minuciosamente las prendas de vestir y calzado de Karla. Tomando como base e idea directriz la famosa sentencia del Doctor Edmond Locard, y sentir la profundidad científica de su mensaje: “Los indicios son testigos que no mientes”.
No pude pasar de puntillas ante el hecho de que los elementos identificados como concurrentes al hecho se denominan evidencias o indicios y su recolección constituye el rastreo. Son múltiples las posibilidades del rastreo.
Los elementos identificados como concurrentes al hecho se denominan evidencias o indicios y su recolección constituye el rastreo. Las posibilidades del rastreo. Son múltiples las posibilidades del rastreo.
En el sitio del suceso pueden encontrarse huellas dactilares, armas, elementos potencialmente utilizados para causar lesiones como elementos de metal, palos, vidrios, restos alimentarios, substancias tóxicas, vestigios por la utilización de los participantes como colillas de cigarros, vasos con huellas dactilares, armas, elementos potencialmente utilizados para causar lesiones como elementos de metal, palos vidrios, restos alimentarios, substancias tóxicas, vestigios de utilización por los participantes como colillas de cigarros, vasos con huellas impresas, o contenidos de bebidas tóxicas, documentos, cartas, etcétera. Todo esto se reúne en la etapa del rastreo.
Uno de los principios básicos de la criminalística es el llamado “Principio de Intercambio”. Esto implica que el individuo, al visitar un ambiente determinado, dejará rastros de su presencia en dicho ambiente. La tarea del investigador es encontrar una evidencia física que pueda servir para conectar el supuesto autor, la escena del hecho y la víctima.
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Una muerte en un antro y la explicación oficial que no convence, la punta de una madeja que ha corrido en cierres de bares, protestas, clausuras e intercambios de amenazas. Como ya es usual desde la cateta moral de las autoridades, la víctima tuvo la culpa.
SAN LUIS POTOSÍ. MÉXICO │ Cuando la Procuraduría no puede cumplir con su trabajo de procurar justicia, recurre a la infame práctica de pasar la víctima por el fango, a manera de barrera guardafuego contra las críticas.
En estos tiempos de violencia criminal, cadáver que aparece, justificación que se extiende. Si te matan en San Luis, la Procu te exhibe “hasta las deudas en Coppel”, exponía con mucha lógica un tuitero hace unos días.
Pasó hasta con la muerte de una menor en Tamuín, no aclarada. La madre recurrió a un programa de televisión de proyección nacional y la Procuraduría se deshizo en disculpas e hizo como que reactivaba el caso. Por lo bajo, los funcionarios descalificaban a la madre y a la víctima también, justificándose.
En el caso de la edecán del Play, Karla Pontigo, primero fue el interés de ocultarlo todo, desde el nivel más alto, y una vez bajo presión de la opinión pública, dan unas marometas espectaculares para dejar rechinando de limpias, por igual, las reputaciones de la omisa autoridad y del dueño del antro.
En esa misión imposible, el procurador, Miguel Ángel Covarrubias, ha ido de una versión pastosa a otra aún más densa sin que logre salvar los costos de haber empezado a actuar tarde y porque la opinión en redes sociales lo obligó, que si no ni se mueve.
Y del mismo modo, se dan sus mañas para circular, en este aparato burocrático tan chismoso, tan chiquito, una opinión moralizante con cierto tufo de “atenuante” a lo que ocurrió con Pontigo porque era edecán en un espacio de entretenimiento nocturno. Que la muchacha andaba “en riesgo” por decisión propia. Este gobierno, investido de váyase a saber qué sacrosantas púrpuras, dictamina que hay formas de ganarse la vida, y formas de vivirla, que suponen condenación eterna y sin remisión. Nada más que la Ley les obliga aplicar a procurar justicia a las víctimas sin importar si son astronautas, actuarias, monjas de clausura o edecanes.
El posterior asesinato de un hombre en un centro de apuestas le metió más actividad a las revisiones y a los cierres. Este fin de semana largo, las pérdidas para el sector antrero afectado con clausuras se han de contar por millones. Es la historia de siempre: hasta que hay una muerte, la autoridad reacciona y se pone a hacer frenética limpieza en su batidero de siempre.
Que a un gran número de bares, centros nocturnos y discotecas se va “a patear loncheras” por la nutrida clientela menor de edad que dejan entrar a consumir, es noticia vieja. Que hay lugares “after hour” donde la diversión sigue hasta salir con el sol del día siguiente, tampoco es novedad.
Casinos y tugurios de moda con un solo acceso de entrada y salida, los hay también. Con techos y materiales flamables, sin ninguna prevención, eso salta a la vista. Los vecinos de Himalaya, en Colinas del Parque, tienen varios trienios quejándose porque el Ayuntamiento y el Gobierno hacen nada contra la “milla del antro” que ha prosperado ahí, incluso frente a una escuela, trastornando la vida de los residentes.
Los vecinos de Tequis padecen peor. Carranza se volvió una avenida antrera y la variedad de ofertas ya ni necesita mucha imaginación: la inversión consiste en una galera cutrísima con luces de colores, grandes pantallas con videos de “blink-blinkers”, equipos de sonido a niveles fastidiosos, venta de alcohol por hectólitros y “rines” y cacahuates para cumplir con el requisito de “servir comida” porque la licencia es de restaurant-bar.
Los establecimientos de venta de alcohol generan empleos, pagan impuestos y no hay prohibición que haya terminado con bien (Estados Unidos la probó y el tráfico de alcohol fue peor). El problema no es que existan, sino que pasan por encima de la ley y del derecho de los vecinos gracias a la omisión, o la colaboración, de las autoridades.
Por años se ha permitido. Por años, los encargados de regular esas actividades no hicieron su trabajo como lo exige la ley, o cuando lo intentaron se vieron rebasados por “la seguridad” del antrero (no por nada ahora participa el Ejército en los cierres, si no, no se animan).
Clausuran bares, cervecerías, bailaderos y discotecas. Los empresarios del ramo se engallan, ponen desplegados y sacan a los empleados a protestar. Pura escandalera mientras el caso Pontigo se diluye sin convencer y tanto la Procuraduría como el defensor del señor Vasilakos, dueños del Play, le dan la misma explicación: que la temeraria chica se metió corriendo a un área sin luz y se estrelló contra una puerta de vidrio, rebotó hacia atrás y fue a caer en vidrio roto para una muerte desafortunada. Hombre, esa trayectoria de efecto ni Neo, el protagonista de la saga de Matrix.
De metida de pata en metida de pata, habremos de conformarnos con lo que diga el procurador porque sucede que se lo cree el que lo puso ahí. El tercer informe de gobierno en este aspecto fue una hermosura, aunque la Comisión Estatal de Derechos Humanos haya entregado otra visión a los diputados locales: una que documenta agencias del Ministerio Público sin policías ministeriales, como la de Axtla, que en 2007 tenía cuatro agentes y en 2012 la CEDH registra “cero”.
Agencias en municipios con población indígena como Matlapa, donde no hay traductor. O la de Tanquián, un municipio en manos de la delincuencia organizada, donde en 2007 registraban tres agentes y ahora no hay datos.
La autoridad que pontifica sobre la vida de las víctimas, reacomoda en otro puesto y a la chita callando a un subprocurador que no pasó el examen de control y confianza; reprobado, pero queridísimo de alguien con poder, no se iba a quedar en la calle.
La autoridad que supone que uno se busca por gusto el riesgo de morirse y en tal caso el agente del MP puede omitir el reporte, deja que una banda de oportunistas con buena posición y el control de una mesa del MP se las ingenie para acaparar asuntos de tipo patrimonial de cuantía importante, para ofrecer servicios de consignación o exculpación sin importar los elementos. Tiburones de la extorsión oficial.
Para este gobierno la corrupción, lo anómalo y lo retorcido está siempre en los otros. Es el infierno gris del chisme, la grilla y la descalificación; boquiflojos y sin pruebas. Catetos, pueblerinos y de una sola prédica monógama, heterosexual, abstemia, inmaculada y purísima. Es curioso, pero ni con los panistas y su fama de “mochos” permeó la idea de que los gobernantes tengan una diferencia moral que los ponga por encima de los demás y les permita transitar por la tierra haciendo lo que se les venga en gana.
Si quisieran meter en orden a los antros, ya tuvieran en la web de Gobierno, como es de ley, la lista de licencias de venta de alcoholes de todos y la condición en que se otorgaron, día a día. Que cualquiera pueda conocer cuál es la situación legal de cada uno y si va al corriente en sus refrendos.
Si quieren limpieza, aireen el régimen de permisos. No es negando licencias como van a controlar el negocio, al contrario, eso ha convertido ese proceso en motivo de tráfico y de mal uso. Ábranlo, el secretismo no le beneficia a nadie. Que cualquiera que cumpla con la ley en la materia pueda tener una, pero con una autoridad regulatoria seria y no de bandazos reactivos. La competencia misma va a meterles presión.
Si la Procuraduría quiere que le crean, que limpie sus filas, se deje de compadrazgos y haga su trabajo de procurar justicia sin distingos. Los potosinos no necesitamos que la autoridad nos salve de nosotros mismos, nos dé lecciones de moral o nos avale vidas y oficios, nada más eso nos faltaba.
Por el catecismo no les pagamos; ése que se lo fumen con el relleno que mejor les apetezca.