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jueves, 20 de noviembre de 2014

Un sexenio de dos años.

Editorial de Alejandro Zapata Perogordo

Un sexenio de dos años.

Aún no concluye el primer tercio de la administración presidencial, será hasta el próximo primero de diciembre y, lo que se inició como espacio de diálogo, de entendimiento y señales de concordia para sumar esfuerzos en torno a concluir la transición, fue derivando en una serie de acontecimientos marcando con imborrable huella el actual sexenio.

Cada presidente de la República en su respectiva época, ha tenido altas y bajas, ratos de amargura y logros, que definieron su paso en la conducción del país. Son los aspectos negativos de cada administración los que permanecen en la memoria colectiva de los ciudadanos, como olvidar el discurso de López Portillo: “defenderé el peso como perro", y ¡zas!, la devaluación de 1982, con De la Madrid su "renovación moral", el Salinato tuvo que quitarle tres ceros al peso y, al final de su mandato se dieron los cobardes crímenes de Colosio y Ruiz Massieu. El presidente Zedillo cargo con la depreciación del peso ocurrida en diciembre de 1994 y el escándalo del Fobaproa, a Fox se le ubica por su célebre frase: “¿y yo por qué?”, y Calderón sigue presente por el combate sin cuartel a la delincuencia organizada.

El actual, daba la impresión de transitar por camino pavimentado, sin sobresaltos mayores, buen manejo de la comunicación, reformas importantes y detenciones de capos de la mafia.

De repente, en poco tiempo el tren se descarrilo. Últimamente, se han presentado tal cúmulo de sucesos que han puesto al país en crisis, dañando seriamente al gobierno federal, a los locales, a la clase política, incluyendo a los Partidos y, sin duda, la figura presidencial.

Las encuestas, sondeos y opinión pública, muestra una clara falta de credibilidad, producto de un desgaste provocado por la ola de violencia indiscriminada e interminable, una salvaje barbarie que se puso al descubierto con el caso de los 22 ejecutados y 43 estudiantes desaparecidos. Los escándalos siguen con rumores de corrupción y engaño a los más altos niveles, alcaldes acusados de pactar con criminales, policías delincuentes, gobiernos aislados alejados de la gente y todos con la sensación de que Michoacán, Guerrero y Oaxaca, siguen vigentes.

Las deudas públicas creciendo al igual que el déficit, además nos impusieron una reforma fiscal regresiva y, en medio, marchas, bloqueos y manifestaciones. El gobierno pasmado, cansado y sin informar a ciencia cierta lo que ocurre.

México al borde del caos y con un desprestigio internacional como nunca, lamentablemente este es el sello que registrara la historia: un sexenio de dos años. Ante este desolador panorama, como el ave fénix a resucitar de entre las cenizas.

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